[Rank] Cathedræ S. Petri;;Duplex majus;;4;;ex C4 [Lectio4] Sermón de San León, Papa. !Sermón 1 sobre los SS. apóstoles Pedro y Pablo, antes del medio. Cuando los doce apóstoles, después de haber recibido del Espiritu Santo el don de hablar todas las lenguas, se distribuyeron las partes de la tierra para instruir en el Evangelio al mundo, el bienaventurado Pedro, príncipe de los apóstoles, fue destinado a la capital del Imperio romano, a fin de que la luz de la Verdad, revelada para la salvación de todas las naciones, se difundiese más eficazmente desde allí como de la cabeza por todo el cuerpo del mundo. ¿Qué nación no tenía representantes en aquella ciudad, o qué pueblos ignoraban lo que Roma había aprendido? [Lectio5] Allí debían ser aplastadas las opiniones de la filosofía y disipadas las vanidades de la sabiduría terrenal; y confundido el culto de los demonios; la impiedad del paganismo sacrílego había de ser destruida donde la superstición había reunido todos los vanos errores inventados en dondequiera que fuese. Bienaventurado Apostól Pedro, no temes, pues, llegar a esta ciudad; y mientras que el Apóstol Pablo, compañero de tu gloria, está aún fundando otras iglesias, entras tú en esta selva poblada de bestias, y caminas por este océano profundo y agitado, con más valor que cuando caminabas sobre las olas. [Lectio6] Has instruido a los pueblos de la circuncisión que creyeron en tu palabra; fundado la Iglesia de Antioquía, en donde comenzó a aparecer el nombre tan digno de cristiano; llenado con la predicación de las leyes evangélicas el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia; ahora, sin dudar del progreso de tu obra, a pesar de conocer lo limitado de tu vida, vienes a enarbolar sobre Roma el trofeo de la cruz de Cristo, donde los decretos del cielo te han preparado el honor del poder y la gloria de la pasión. [Lectio7] Santo Evangelio según San Mateo !tt 16:13-19 En aquel tiempo: Viniendo Jesús al territorio de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Y lo que sigue. _ Homilía de San Hilario, Obispo. !Comentario sobre San Mateo, can. 16, después del principio. El Señor preguntó a sus discípulos quién decían los hombres que era Él; y añadió: Yo, el Hijo del hombre. Porque tal es la regla de la profesión de fe, que se le reconozca al mismo tiempo por Hijo de Dios y por Hijo del hombre, ya que el uno sin el otro no nos habría proporcionado ninguna esperanza de salvación. Por eso, cuando los discípulos expresaron las diversas opiniones de los hombres, les preguntó qué pensaban ellos mismos acerca de Él. Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Ahora bien, Pedro había reflexionado sobre el alcance de la pregunta formulada. Porque el Señor había dicho: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” Y ciertamente, la vista de su cuerpo atraía la atención sobre esta idea: “El Hijo del hombre”. Pero al añadir: “¿Quién dicen que soy yo?” daba a entender que, además de lo que en Él se veía, algo había que era preciso creer. Era ciertamente el Hijo del hombre. ¿Qué juicio deseaba que se formulase sobre lo que preguntaba? No hemos de creer que se proponía que se reconociese en Él lo que Él mismo acababa de afirmar, sino que preguntaba sobre algo oculto que debía ser también objeto de la fe de los fieles. [Lectio8] La confesión de Pedro obtuvo una recompensa justa, porque en el hombre había visto al Hijo de Dios. Bienaventurado Apóstol, que fue alabado por haber visto más allá de lo que es humano, percibiendo, no solo un cuerpo de carne y de sangre, sino al Hijo de Dios por la revelación del Padre Celestial; y así este Apóstol fue juzgado digno de reconocer el primero lo que hay de Dios en el Cristo. # ¡Oh dichoso Pedro, que, bajo este nuevo nombre, eres el fundamento de la Iglesia! ¡Oh piedra digna de ocupar un sitio en la construcción de esta Iglesia que deroga las leyes del infierno, quebrantando las puertas del tártaro y las barreras de la muerte! ¡Oh bienaventurado portero del cielo, a quien han sido confiadas las llaves de las puertas eternas, y cuyos juicios sobre la tierra tienen una autoridad previamente reconocida en el cielo, de manera que lo que es atado en la tierra lo es igualmente en el cielo por virtud de la misma sentencia!