[Rank] S. Aloisii Gonzagæ Confessoris;;Duplex;;3;;vide C5 [Oratio] Oh Dios, distribuidor de los dones celestiales, que en el angélico joven Luis uniste una admirable inocencia de vida con una igual penitencia; concédenos por sus méritos y preces que, no habiéndole seguido en la inocencia, le imitemos en la penitencia. $Per Dominum [Lectio4] Luis, hijo de Fernando de Gonzaga, Marqués de Castellón y de Este, pareció que había nacido para el cielo antes de nacer para la tierra, porque fue bautizado por estar en peligro de muerte. Conservó con fidelidad esta primera inocencia, creyéndose que había sido confirmado en gracia. Así que tuvo uso de razón, se consagró a Dios, y desde entonces progresó en el camino de la santidad. A los 9 años, hizo en Florencia, ante el altar de la Santísima Virgen, a la que honró como a su madre, voto de virginidad perpetua, virtud que por un beneficio del Señor conservó libre de toda tentación espiritual y carnal. Desde entonces, reprimió las otras perturbaciones interiores, y no experimentó ni los primeros movimientos de ellas. Dominaba sus sentidos tanto, sobre todo la vista, que no miró nunca a María de Austria, de quien fue paje de honor muchos años, y se abstuvo de contemplar aun el semblante de su propia madre. Por lo que fue llamado un hombre sin la carne, o un ángel encarnado. [Lectio5] A la guarda de los sentidos, unía Luis la mortificación corporal. Ayunaba tres veces por semana, contentándose de ordinario con un poco de pan y de agua; su ayuno parece que fue perpetuo en aquella época, ya que lo que tomaba, apenas equivalía a una onza. Se disciplinaba tres veces al día hasta sangrar. A veces reemplazaba las disciplinas con las traillas de los perros y el cilicio con espuelas. Teniendo su lecho por mullido, metía en él unas tablas para hacerlo más duro y despertarse primero para orar. Pasaba gran parte de la noche en la contemplación de las cosas divinas, cubierto con la sola camisa, aun en el invierno, de rodillas sobre el suelo, o inclinado y postrado bajo el peso de la fatiga. Con frecuencia guardaba inmovilidad en la oración, 3, 4 ó 5 horas, hasta conseguir evitar, al menos una hora, toda distracción. La recompensa fue una estabilidad de espíritu tal, que su pensamiento jamás se distraía en la oración, sino que permanecía fijo en Dios como en éxtasis. Para poder unirse a Dios, habiendo logrado vencer la resistencia de su padre, tras rudo combate de 3 años, y renunciando en favor de un hermano sus derechos sobre el título de sus antepasados, vino a Roma, donde entró en la Compañía de Jesús, llamado por una voz celestial cuando se hallaba en Madrid. [Lectio6] Desde el noviciado, le miraban como un maestro en toda virtud. Su fidelidad a la regla era de una exactitud extrema; su desprecio del mundo, sin igual; su odio a sí mismo, implacable; su amor de Dios, tan ardiente que consumaría sus fuerzas. Por eso se le ordenó que apartara por un tiempo su pensamiento de las cosas divinas; mas en vano se esforzaba en huir de Dios, pues en todas partes se presentaba a él. Animado de caridad para con el prójimo, sirviendo en los hospitales, contrajo una enfermedad contagiosa; y en el día predicho por él, 13 de las calendas de julio, a los 24 años cumplidos, pasó de la tierra al cielo, tras pedir que le azotaran con disciplinas y le dejaran morir. Santa Magdalena de Pazzis, por revelación, le vio gozar de tal gloria, que apenas habría podido creer que hubiese semejante en el paraíso. Decía ella que su santidad había sido muy grande, y que la caridad le había hecho un mártir desconocido. Ilustre por sus probados milagros, fue inscrito por Benedicto XIII entre los santos y le ofreció a la juventud estudiosa como modelo de inocencia y de castidad, y protector. [Lectio94] Luis, hijo de Fernando de Gonzaga, marqués de Castellón y de Este, naciendo en peligro de muerte, fue bautizado sin demora, por lo que parecía haber nacido para el cielo antes de vivir en la tierra. Retuvo esta primera gracia tan fielmente que se creía que había sido confirmado en ella. A los 9 años, hizo un voto de virginidad en Florencia ante el altar de la Santísima Virgen, a quien siempre consideró su madre. Por una bendición de Dios, mantuvo este voto sin rebelión de mente o cuerpo, por lo que fue llamado un ángel encarnado. Cedió el derecho de sucesión a su hermano y se unió a la Compañía de Jesús en Roma. En el noviciado comenzó a ser tenido como maestro en todas las virtudes. Tan ardiente era su amor a Dios que era arrebatado de su cuerpo. Poseído de una gran caridad para su prójimo, sirvió en los hospitales públicos, y como resultado contrajo una fiebre contagiosa. Tras apagarse lentamente, fue al cielo el 21 de junio, recién cumplidos los 24 años. Benedicto XIII lo inscribió entre los santos y lo propuso a los estudiantes como modelo de inocencia y caridad, y su patrón celestial. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio según San Mateo !Mt 22:29-40 En aquel tiempo: Respondiendo Jesús a los saduceos, les dijo: Estáis en un error, y ni conocéis las Escrituras ni el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles en el cielo. Y lo que sigue. _ Homilía de San Juan Crisóstomo. !Libro de la Virginidad. La virginidad es buena; estoy de acuerdo; y aún vale más que el matrimonio; te lo concedo de buen grado; y si fuera permitido añadiría que es superior al matrimonio tanto como dista el cielo de la tierra y los ángeles son superiores a los hombres; y podríamos decir que lo es aún más. Porque si no hay matrimonio entre los ángeles, es porque no están formados ni de carne ni de sangre, ni habitan en la tierra, ni están sujetos a los sentidos, ni a los desórdenes de las pasiones. No necesitan comer ni beber; no pueden sentir el embeleso de una voz dulce, de una suave armonía, de un hermoso semblante; no experimentan la seducción de estos atractivos. [Lectio8] La especie humana, por naturaleza inferior a estos espíritus bienaventurados, se aplica con toda su fuerza a parecerse a ellos en la medida que son vírgenes. Los ángeles no conocen la unión conyugal; ni los que se mantienen vírgenes. Los ángeles están consagrados al servicio de Dios; lo mismo hacen los que guardan la virginidad; mientras éstos permanecen aquí por el peso del cuerpo, no pueden, como los ángeles, subir al cielo; consuélalos una gran compensación, ya que les es permitido, si son puros de espíritu y de cuerpo, recibir al Rey del cielo. ¿Comprendes la excelencia de la virginidad? ¿Ves cómo eleva a los moradores de la tierra, hasta asemejar los que están revestidos de un cuerpo a las puras inteligencias? [Lectio9] Pregunto yo, ¿en qué Elías, Eliseo, Juan, estos verdaderos amantes de la virginidad, difieren de los ángeles? En nada, sino en su naturaleza mortal. Porque si consideramos todas las demás cosas, no echaremos de menos en ellos ninguna de las dotes de aquellos espíritus bienaventurados. Y aun aquello por lo cual parecen de condición inferior, debe imputárseles como un gran mérito. En efecto, para que habitantes de la tierra puedan elevarse a la altura de esta virtud, con su energía y aplicación, hay que ver de qué fuerza, de qué prudencia de conducta han de estar dotados. &teDeum