[Rank] S. Cæciliæ Virginis et Martyris;;Duplex;;3;;vide C6 [Rank] (rubrica 1570 aut rubrica 1617) S. Cæciliæ Virginis et Martyris;;Semiduplex;;2;;vide C6 [Ant Vespera] Acompañada de instrumentos * musicales, Cecilia cantaba al Señor: Permanezca mi corazón puro, así no quedaré avergonzada.;;109 Valeriano * encontró a Cecilia orando en su habitación con un ángel.;;112 Tu sierva * Cecilia, Señor, te sirvió como abeja laboriosa.;;121 Te bendigo * Padre de mi Señor Jesucristo: por tu Hijo se ha apagado el fuego de mi costado.;;126 Pedí al Señor * que en tres días mi casa fuese consagrada iglesia.;;147 [Ant 1] Un secreto, * Valeriano, quisiera contarte: Tengo por amante a un Ángel de Dios, que con gran celo guarda mi cuerpo. [Oratio] ¡Oh Dios, que todos los años nos alegras con la fiesta de Santa Cecilia, virgen y mártir!; concédenos, al venerarla con nuestro culto, seguir su ejemplo por la santidad de nuestra vida. $Per Dominum [Ant Matutinum] La Virgen Cecilia * triunfaba de Almaquio, e invitaba a Tiburcio y Valeriano a conquistar coronas.;;8 Con las manos extendidas, * rogaba al Señor para que la librara de sus enemigos.;;18 Mediante el cilicio, * Cecilia domaba su carne, y rogaba a Dios con gemidos.;;23 Oh Señor Jesucristo, * sembrador de castos designios, recibid los frutos de las simientes que sembrasteis en el corazón de Cecilia.;;44 La bienaventurada Cecilia * dijo a Tiburcio: Hoy te considero como mi familiar, puesto que por amor de Dios has llegado a ser menospreciador de los ídolos.;;45 Sean puros, Señor, * mi corazón y mi cuerpo, para que no me vea confundida.;;47 Creemos que Cristo, * Hijo de Dios, que se escogió una sierva semejante, es el verdadero Dios.;;95 Conociendo nosotros * su verdadero nombre, no podemos renegar de él.;;96 Partió Valeriano, * y reconoció a San Urbano en la señal que se le había dado.;;97 [Responsory1] R. Al son de instrumentos músicos, la virgen Cecilia cantaba en su corazón, sólo en honor del Señor, diciendo: * Sean puros, Señor, mi corazón y mi cuerpo, para que no me vea confundida. V. Con ayunos de dos y tres días y con oraciones, recomendaba al Señor el tesoro cuya pérdida más temía. R. Sean puros, Señor, mi corazón y mi cuerpo, para que no me vea confundida. [Responsory2] R. Oh bienaventurada Cecilia que convertiste a dos hermanos, triunfaste del juez Almaquio, * E hiciste ver al obispo Urbano en figura de un Ángel. V. Cual abeja laboriosa, serviste al Señor. R. E hiciste ver al obispo Urbano en figura de un Ángel. [Responsory3] R. Esta Virgen gloriosa llevaba siempre en su corazón el Evangelio de Cristo, y no cesaba, de día ni de noche, * De conversar con Dios en la oración, V. Con las manos extendidas, rogaba al Señor, y su corazón se inflamaba en celestiales ardores. R. De conversar con Dios en la oración. &Gloria R. De conversar con Dios en la oración. [Lectio4] La virgen Cecilia, nacida en Roma, de padres ilustres, y educada desde niña en la fe, consagró a Dios su virginidad. Obligada a desposarse con Valeriano, le dirigió en la noche de bodas estas palabras: Valeriano, yo estoy bajo la custodia de un Ángel que protege mi virginidad; nada, por tanto, intentes hacer conmigo que atraiga sobre ti la ira de Dios. Valeriano al oír estas palabras no osó acercarse a ella, añadiendo que creería en Jesucristo si viera a aquel Ángel. Contestándole Cecilia que esto era imposible sin haber recibido el bautismo, ansiando ver al Ángel, manifestó deseos de ser bautizado, por lo que se dirigió, por consejo de la joven virgen, al encuentro del papa Urbano, el cual, debido a la persecución, estaba escondido entre los sepulcros de los mártires, en la vía Apia, siendo bautizado por él. [Responsory4] R. Mediante el cilicio, Cecilia domaba su carne, y rogaba a Dios con gemidos: * Invitaba a Tiburcio y Valeriano a conquistar coronas. V. He aquí una Virgen juiciosa, una de las vírgenes prudentes. R. Invitaba a Tiburcio y Valeriano a conquistar coronas. [Lectio5] Al volver junto a Cecilia, la encontró orando, teniendo junto a ella a un Ángel que despedía resplandores divinos, por lo que se llenó de admiración; pero al volver en sí de su asombro llamó a su hermano Tiburcio, el cual, instruido en la fe cristiana por Cecilia y bautizado por el mismo Urbano, mereció también contemplar al Ángel que había visto su hermano. Poco después, ambos sufrieron el martirio bajo el prefecto Almaquio. Luego éste mandó prender a Cecilia, preguntándole ante todo dónde se hallaban las riquezas de Tiburcio y Valeriano. [Responsory5] R. Encontró a Cecilia orando en su habitación y, de pie junto a ella, un Ángel del Señor. * Al verlo Valeriano, fue preso de gran temor. V. El Ángel del Señor descendió del cielo, y la casa se llenó de resplandor. R. Al verlo Valeriano, fue preso de gran temor. [Lectio6] Como ella le respondiera que todas habían sido dadas a los pobres, fue tal su indignación, que mandó conducirla de nuevo a su casa para quemarla en la sala de los baños, donde permaneció durante un día y una noche sin que las llamas se acercaran a ella. La mandó entonces al verdugo, el cual, después de herirla tres veces con el hacha, sin conseguir decapitarla, la dejó medio muerta. Por último, tres días más tarde, el 22 de noviembre, siendo emperador Alejandro voló al cielo adornada con la doble palma de la virginidad y del martirio; su cuerpo fue inhumado por el papa Urbano en el cementerio de S. Calixto. En su casa se construyó una iglesia bajo su advocación; su cuerpo, y los de los papas Urbano y Lucio, y los de Tiburcio, Valeriano y Máximo, fueron trasladados más tarde a la ciudad por el Papa Pascual I, y colocados en la citada iglesia de Santa Cecilia. [Responsory6] R. Oh Señor Jesucristo, buen Pastor, sembrador de castos designios, recibid los frutos de las simientes que sembrasteis en el corazón de Cecilia. * Cecilia, vuestra sierva, os sirvió como abeja laboriosa. V. Porque os envió manso como un cordero al esposo que se había acercado a ella feroz como un león. R. Cecilia, vuestra sierva, os sirvió como abeja laboriosa. &Gloria R. Cecilia, vuestra sierva, os sirvió como abeja laboriosa. [Lectio94] Cecilia, una virgen romana de noble cuna, juró su virginidad a Dios en su infancia. Dada en matrimonio en contra de su voluntad a Valeriano, ella lo persuadió de que la dejara intacta y fuera al Papa Urbano, y, que cuando hubiera sido bautizado podría ser digno de ver al angelical protector de Cecilia. Cuando Valeriano obtuvo este favor, convirtió a su hermano Tiburcio a Cristo, y un poco más tarde ambos fueron martirizados bajo el prefecto Almacio. Cecilia fue capturada por el mismo prefecto porque había distribuido la riqueza de los dos hermanos a los pobres, y se dieron órdenes para que la sofocaran en un baño. Como el calor no se atrevió a dañarla, la golpearon tres veces con un hacha y la dejaron medio muerta. Después de tres días recibió la palma de la virginidad y del martirio, y fue enterrada en el cementerio de Calixto. Su cuerpo y los de Papas Urbano y Lucio, y de Tiburcio, Valeriano y Máximo fueron transladados por el Papa Pascual I a la iglesia en la ciudad dedicada a Santa Cecilia. &teDeum [Lectio7] Lectura del Santo Evangelio, según San Mateo !Mt 25:1-13 En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron a recibir al Esposo y a la esposa. Y lo que sigue. _ Homilía de San Juan Crisóstomo. !Homilía 79 sobre San Mateo. ¿Por qué en esta parábola habla el Señor de diez vírgenes y no de otras personas? Había predicado grandes cosas acerca de la virginidad, diciendo que hay personas que se mantienen siempre castas en vista del reino de los cielos, y añadió: El que se sienta capaz de esta resolución, tómela. No ignoraba la estima que a la virginidad se profesa en todas partes. Esta virtud es sublime por naturaleza, como lo prueba el hecho de que en el Antiguo Testamento no la observaran ni los más santos personajes, y de que no sea objeto de una ley en el Nuevo; Jesucristo no la prescribió, dejando libertad acerca de este punto. Vemos que San Pablo decía: En orden a las vírgenes, precepto del Señor no lo tengo. Alabo al que abraza tal estado; pero no fuerzo en nada al que no lo haga ni lo hago materia de precepto. [Responsory7] R. La bienaventurada Cecilia dijo a Tiburcio: Hoy te considero como mi familiar, puesto que por amor de Dios has llegado a ser * Menospreciador de los ídolos. V. Porque así como el amor de Dios hizo de tu hermano mi esposo, ha hecho de ti mi cuñado. R. Menospreciador de los ídolos. [Lectio8] Siendo tan grande y apreciada esta virtud, para que nadie creyera que sólo ella basta para la perfección descuidando las demás, puso el señor esta parábola, para convencernos que aún la virginidad, acompañada de otras virtudes, sería impureza si no la acompañaran obras de misericordia. Con razón iguala Cristo al hombre impúdico y al inhumano, faltos de obras de misericordia; uno es esclavo del apetito carnal, y otro del deseo del dinero; si bien el apetito carnal es en ambos el más imperioso y vehemente. Ahora bien, el que es vencido en una batalla, es menos excusable cuanto más débil es el enemigo, por lo que llama necias a las vírgenes a que se refiere, porque habiendo salido vencedoras en el combate más arduo, lo perdieron todo en el más fácil. [Responsory8] R. Cecilia me envía a ti para que me muestres al santo obispo * Porque tengo secretos que comunicarle. V. Entonces Valeriano prosiguió su camino y reconoció a Urbano en la Señal que se le había dado. R. Porque tengo secretos que comunicarle. &Gloria R. Porque tengo secretos que comunicarle. [Lectio9] La lámpara significa aquí el don de la virginidad, la pureza de vida; el aceite, la beneficencia, la limosna a los indigentes. Como el esposo tardaba en venir se adormecieron todas y se durmieron. Habla el Señor de la tardanza del Esposo contra la creencia de los discípulos en la pronta venida de su reino. Ellos alimentaban esa esperanza, por lo cual Jesucristo insiste para desvanecer semejante ilusión. Quedaron dormidas, dice, pero llegando la noche se oyó una voz que gritaba. Estas palabras, o son añadidas a la parábola o significan que la resurrección universal tendrá lugar en la noche. San Pablo menciona el grito, cuando dice: A la intimidación y a la voz del Arcángel y al sonido de la trompeta, el Señor descenderá del cielo. &teDeum [Ant 2] Al caer la aurora, * Cecilia exclamó: Ánimo, soldados de Cristo, rechazad las obras de las tinieblas y revestíos de las armas de la luz. [Ant 3] La virgen gloriosa * llevaba siempre en su pecho el Evangelio de Cristo y no cesaba ni de día ni de noche de orar y hablar con Dios.