[Rank] D. Oc. SSmi Cordis Jesu;;Duplex majus;;4.1;;ex Tempora/Pent02-5 [Rule] ex Tempora/Pent02-5; 9 lectiones Doxology=Heart [Lectio1] Del Libro Primero de los Reyes. !1 Sam 15:1-3 1 Samuel dijo a Saúl: “Yahvé me ha enviado para ungirte rey de su pueblo Israel. Escucha, pues, las palabras de Yahvé: 2 Esto dice Yahvé Sebaot: He decidido castigar a Amalec por lo que hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía de Egipto. 3 Ahora, vete y castiga a Amalec, consagrándolo al anatema con todo lo que posee; no tengas compasión de él, mata hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos.” [Lectio2] !1 Sam 15:4-8 4 Convocó Saúl al pueblo y le pasó revista en Telán: doscientos mil infantes y diez mil hombres de Judá. 5 Avanzó Saúl hasta la ciudad de Amalec y se emboscó en el barranco. 6 Dijo Saúl a los quenitas: “Marchaos, apartaos de los amalecitas, no sea que os haga desaparecer con ellos, pues os portasteis con benevolencia con todos los israelitas cuando subían de Egipto”; y los quenitas se apartaron de los amalecitas. 7 Batió Saúl a los amalecitas desde Javilá, en dirección del Sur, frente a Egipto. 8 Capturó vivo a Agag, rey de los amalecitas, y pasó a todo el pueblo a filo de espada en cumplimiento del anatema. [Lectio3] !1 Sam 15:9-11 9 Pero Saúl y la tropa perdonaron a Agag y a lo más escogido del ganado mayor y menor, las reses cebadas y los corderos y todo lo bueno. No quisieron consagrarlo al anatema. Sólo consagraron al anatema toda la hacienda vil y sin valor. 10 Le fue dirigida la palabra de Dios a Samuel diciendo: 11 “Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha ejecutado mis órdenes.” Se conmovió Samuel y estuvo clamando a Yahvé toda la noche. [Lectio4] Sermón de San Bernardo, Abad. !Sermón 61 sobre el Cantar de los Cantares, números 3-5. ¿Dónde hallarán los débiles seguridad más cierta y firme que en las llagas del Salvador? En ellas tengo mi morada con mayor confianza cuanto Jesús es más poderoso para salvarme. Puede enfurecerse el mundo, agobiarme la carne y perseguirme el diablo, pero no seré vencido, apoyándome sobre la piedra firme. Pequé mucho, y mi conciencia se turba, pero el recuerdo de las llagas del Salvador impide que sea perturbada, ya que fue herido por nuestras iniquidades. ¿Qué mal hay que no pueda ser curado por la muerte de Cristo? Por la eficacia y el poder de esta medicina, no temeré ninguna enfermedad por maligna que sea. [Lectio5] Estos bienes que necesito, los busco, lleno de confianza, en las entrañas del Señor rebosantes de misericordia; hay allí aberturas bastantes para manar por ellas sus sagrados efluvios. Horadaron sus manos y pies, y abrieron su costado; por estas grietas puedo sorber la miel que destila la piedra y el óleo de la peña durísima; puedo gustar y ver cuán suave es el Señor. Formaba designios de paz, y yo lo ignoraba. ¿Quién conoció jamás los pensamientos del Señor? ¿Quién fue su consejero? Mas los clavos que le atravesaron son para mí la llave para penetrar en los secretos de su voluntad. ¿Qué veo por estas aberturas? Claman los clavos, las llagas, diciendo que Dios está realmente en Jesucristo reconciliándose con el mundo. [Lectio6] El hierro traspasó su alma y su Corazón, para saber compadecerse de mis dolencias. Queda abierto el arcano del Corazón por la herida del cuerpo. Se nos muestran el gran misterio de piedad y las entrañas de misericordia de nuestro Dios por las cuales nos ha visitado el Oriente que viene de lo alto. ¿A qué fin se nos manifiestan las entrañas por medio de las heridas? ¿Podía algo mostrar mejor que vuestras llagas vuestra bondad, mansedumbre y la grandeza de vuestra misericordia? No hay mayor prueba de misericordia que el dar la vida por los delincuentes condenados a muerte. La misericordia del Señor es mi mérito. Tendré méritos mientras Él tenga misericordia. Como las misericordias del Señor son eternas, yo cantaré eternamente las misericordias del Señor. [Lectio7] Lección del santo Evangelio según San Juan !Jn 19:31-37 En aquel tiempo: Los judíos, como era día de Parasceve, para que los cuerpos no quedasen en la cruz el sábado, puesto que aquel era un sábado muy solemne, suplicaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y los quitasen de allí. Y lo que sigue. _ Homilía de S. Agustín, Obispo. !Tratado 120 sobre S. Juan, núms. 2-3. Al llegar a Jesús, como vieron que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le abrió el costado, y al instante salió sangre y agua. El Evangelista empleó una expresión muy propia. No dijo: “Su costado fue herido o golpeado”, sino: “abierto”. Para que allí se nos mostrara la puerta de la vida de donde manaron los sacramentos de la Iglesia, necesarios para entrar en la verdadera vida. Esta sangre fue derramada para el perdón de los pecados; esta agua es un líquido salutífero: nos sirve de baño y de bebida. Se anunciaba esto en la orden a Noé de abrir en el arca una puerta, por la cual entrasen los animales destinados a salvarse del diluvio. Estos animales prefiguraban la Iglesia. [Lectio8] La primera mujer fue formada del costado del varón mientras dormía; y recibió el nombre de vida y de madre de los vivientes. Prefiguró un gran bien, antes del gran mal de su prevaricación. El segundo Adán, inclinando la cabeza, durmiose en la cruz, para recibir una esposa, que salió de su costado. ¡Oh muerte, por la cual los muertos reviven! ¿Qué hay más pura que esta sangre? ¿Qué más saludable que esta herida? Y el que lo vio, da de ello testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros creáis. No dijo: para que vosotros sepáis, sino para que creáis; porque el que vio, sabe, y el que no vio, debe creer en su testimonio. Es más propio de la fe creer que ver. [Lectio9] El Evangelista nos ofrece dos testimonios de la Escritura: “Al acercarse a Jesús, viéndole ya muerto, no quebraron sus piernas”. A este pasaje se refiere lo siguiente: “No le romperéis ningún hueso”, el precepto impuesto en la Ley antigua para celebrar la Pascua inmolando el cordero pascual, figura anticipada de la Pasión del Señor; por esto Jesucristo, nuestro Cordero Pascual, fue inmolado, según había profetizado de Él Isaías: “Ha sido conducido a la muerte como una oveja”. Dijo además el Evangelista: “Mas uno de los soldados abrió su pecho de una lanzada”. Este es el otro testimonio: “Reconocerán a quien traspasaron”. He aquí la promesa de la venida de Jesucristo con el mismo cuerpo en que fue crucificado. &teDeum